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   Bernardo R. Gil

 

 

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Comentarios  - Criticas

Rosa Facccaro    Fermín Fevre    Albino Dieguez Videla  
César Magrini    Jorge Feinsilber    Manuel Martín Santiago    José Osuna
 


“Apropiaciones”

Bernardo Rodríguez Gil (1937) nació en Valencia , España. Llega a Buenos Aires, Argentina en 1949. Realiza su formación plástica en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes. Luego de una larga trayectoria, en Octubre del año 2002 es invitado a exponer en la Galería de la Recoleta. El crítico Fermín Févre en el prólogo de presentación nos habla de una producción pictórica cuya experiencia esencial se basa en la indagación de los lenguajes abstractos.
Bernardo Rodríguez Gil y su vehemente constancia en la búsqueda de un lenguaje que lo expresara, hizo que investigara no sólo las corrientes del expresionismo abstracto, en cuyas obras se ha basado para construír gestualmente una fuerza cromática singular, propia de ese movimiento. Esta tendencia se va a enriquecer por un automatismo escritural que aparece en muchas de sus obras sobre las bases estéticas de la surrealidad. En este período se visualiza una apretada escritura que se mueve en un espacio abigarrado, que se expande en superficies de grandes dimensiones construída por una trama cromática informal proyectada en pinceladas espontáneas.

La gran serie realizada nos hacen ver la capacidad de controlar esa vehemencia dentro de una base de claves cromáticas ajustadas en cuanto a saturación y cromatismos complementarios. Esta serie de gran interés dará paso a una movilización creativa, acrecentada por los viajes ininterrumpidos en estos últimos años a su país natal, España, a donde el artista ejecuta una conjugación de la abstracción y figuración. De ese período escribe un comentario crítico muy veraz y ajustado el crítico Albino Diéguez Videla.

“Apropiaciones”
El maestro elegido para estas apropiaciones será Diego Velázquez, cuyas obras más conocidas son revisitadas en cada viaje realizado hacia su tierra natal, España. Esta figura en la obra reciente de Bernardo Rodríguez Gil, actuará como disparador de la nueva serie de las “apropiaciones” resueltas con notable acierto dentro de su producción actual.
Sin antagonismo, figuración y abstracción se funden en un lenguaje nuevo. Transparencias, grafías, superposiciones, gestos, cromatismos, y un sentido del humor que devela una mirada irónica al siglo XVII, con una observación de admiración y crítica. Esta reciente serie se convertirá en una fresca versión de un hispano argentino en la búsqueda del gran maestro del barroco español.
Sabemos de la influencia de Velázquez en nuestro medio, hemos observado a ciertos artistas argentinos que tomaron como modelo sus obras paradigmáticas, y se inspiraron en determinados retratos de este gran maestro, para considerar su propia versión sea crítica o puramente plástica, como Carlos Alonso, Jorge Ludueña, Héctor Giufré, para citar algunos de ellos que fueron tocados por la virtuosidad y genio de ese gran artista.

En este último período la obra de Bernardo Rodríguez Gil estará totalmente inspirada en las citaciones en torno a las producciones del genio del barroco español.
Esa facultad para pintar con pulsión plástica que le hiciera decir a su maestro Ideal Sánchez que era pintor “a la prima”, lo convierte en poco tiempo en un apasionado cultor del maestro español y sobre su temática dará rienda suelta a su imaginación para desarrollar una serie, donde figuración y abstracción dejan de ser antagónicas para convertirse en un vocabulario de gran sapiencia ejecutiva.
El color expresivo y la racionalidad compositiva equilibran esta nueva serie neo-barroca, por su dinámica espacial. Esta producción presenta un acercamiento a la pintura latinoamericana de fuerte cromatismo y “drippings”.
Puede visualizarse una cortina matérica de transparencias derramarse sobre las formas y grafías pictóricas.
Invitado a exponer en Mallorca, estas obras formarán parte de su propuesta pictórica de los tres últimos años.

Rosa Faccaro
AACA-AICA
Abril de 2006
   

 


Las pinturas de Bernardo Rodríguez Gil afirman la vigencia del arte abstracto, muchas veces concebido como una expresión puramente formal. No es su caso, ya que este artista de origen español radicado desde pequeño en nuestro país, donde realizó toda su obra, logra transmitir con su pintura, sentimientos y vivencias que nos invita a compartir. Por eso su obra plástica es estimulante y cada uno de sus cuadros tiene una intención diferente, un impulso gestual propio, un espíritu particular que lo trasciende.

Las modas que han asolado a la pintura y que hoy se manifiestan con su efímera banalidad, han impuesto modalidades expresivas circunstanciales que se han agotado rápidamente. Desde ese punto de vista, todo ya pasó, o, como se dice hoy, "todo ya fue". Esa perniciosa creencia lleva a
engaños en los que, a veces caen los propios artistas.

Rodríguez Gil al profundizar acerca de las posibilidades expresivas de la abstracción, demuestra que mucho está por hacerse y que el lenguaje pictórico siempre vuelve a nacer en aquellos artistas que saben poner en él su pasión y darnos una visión del mundo.

Este artista reivindica una pintura que es pura transmisión energética, incitando al contemplador a volcar en ella sus propias vivencias para darle así toda su potencialidad expresiva.

Fermín Fevre
Curador
Buenos Aires, setiembre de 2002.






Afirmación y percepción.

El pintor Bernardo Rodríguez Gil entre paréntesis (Valencia, España 1937) llamó a su muestra afirmación y con ella asegura toda una manera de placer estético.

Las telas son abstractas, pero se nota tras ellas el dominio técnico y la contención que confiere para dominar la arbitrariedad del trazo, la redundancia del gesto que trata de imponer su vigencia en este tipo de lenguaje. Rodríguez Gil afirma el buen hacer, como se dijo, el buen pensar durante el hacer, hay que decirla más exactamente, para dar formas a pintura de gran colorido y de una abigarramiento que recuerda el de Max Ernst.

Una muestra de calidad, con obras de presencia, que comunican un mensaje complejo que descubre en cada una de ellas un foco de luz en torno al que gira toda la composición.

Albino Dieguez Videla
Diario La Prensa
2002




Pero donde adopta las imágenes más distintiva de su producción como en "Homenaje a Don Diego" (Velázquez) y "La Señora Duquesa", coincidimos en que sus valores son muy destacables, revelando que estamos frente a todo un pintor.

Jorge Feinsilber
Ámbito Financiero
1980  Buenos Aires, Argentina




Una revelación: la de Bernardo Rodríguez Gil, quien en sus pasteles (donde se atreve siempre con los mejores resultados a las combinaciones cromáticas más audaces), revela una personalidad de perfiles definidos, que llama de inmediato la atención. Reminiscencias de Velázquez y de otros grandes maestros españoles, de a ratos, tanto en la composición como en el tema, no quitan, en modo alguno, fuerza propia sus obrasde sabor contemporáneo, rutilantes, entusiastas, de trazos enérgicos y de técnica impecable. Hay en él alguien que sabe exactamente qué cosas desea y que otra quiere expresar, relámpagos de crueldad alternan con otros de ácido humor en sus cuadros, y alienta, en todos ellos, una fuerza vital, dionisíaca casi, que se ve neutralizada por los materiales de los que se vale, a los que somete a todas sus exigencias, con singular maestría y con espontáneo dominio, desembocando así en obras que cautiva, que inquietan, que hacen largamente pensar. Fantasía, imaginación, torrente de impulso creador, son sólo algunos de sus dones y lo visto, magnífico.

César Magrini
El Cronista Comercial
Buenos Aires, Argentina





Presenta este pintor una serie de óleos, guaches y dibujos que, a partir de los distintos tecnicismos, prefiguran una línea idealizante muy a tono con un mundo interior demostrativo de un vivir errante, incomprensible, ensoñador y muy subjetivista.

Quizás sea éste uno de los valores más positivos de la pintura de Bernardo Rodríguez Gil, ser fiel a un criterio medular, que transfiere a sus cuadros y que enriquece además con lo absurdo de una temática cercana al subconsciente y, por ello, ausente de típicas realidades, reflejadas sólo a veces bajo la aparición de lo figurativo; figurativo que, volviendo la oració por pasiva, se esconde entre las reconditeces de unas manchas y otras formas de un abstractismo medular.

Labora en color con valentía, contraponiendo las masas con equilibrio, tanto que, aún dentro de un arrollador cromatismo, no hieren la retina las tintas puras y planas de algunas de sus composiciones.

Sabe este artista, educado en Argentina, dibujar y pintar. Tal vez su obra tenebrosa, alucinante, vigorosa y extraña no se comprenda al primer contacto Pero leída su biografía y conociendo su temperamento inquieto y abierto a los aires del arte nuevo iberoamericano, se asimilara fácilmente y la identificación con el pintor será más espiritual y pictóricamente más sugestiva y entrañable.

Manuel Martín Santiago
El Adelanto
Salamanca, España.

 


Diario Levante de Valencia
22 de enero de 2008

Esta serie de cuadros, es una buena muestra de la búsqueda de un estilo propio entre la figuración y la abstracción, recuperando las formas del pintor Velázquez, exponente cumbre del barroco español, hasta que éstas desaparecen, dando lugar a una explosión de color.

José Osuna
Diario Levante
Requena, Valencia

 

 


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